viernes, 15 de octubre de 2010

De vez en cuando volvemos a querernos y nos taladramos el cerebro un rato más. Después cuando nos aburrimos de nosotros mismos fingimos que ni siquiera nos conocemos, pero después pasa el tiempo ese en que no sabemos quién es el otro y recaemos en nuestro juego.
Cada vez se hace más monótono y aburrido. Ahí es donde termina todo y volvemos a ser dos desconocidos, quizá a vos te moleste mi existencia y por ese me borras de tu vida, pero no lo haces por completo, apuesto que en tu celular todavía sigue existiendo mi número aunque no sepas que tengo otro nuevo. Yo, sin embargo no te agregue a la nueva agenda, es más la idea de verte no me perturba, me causa gracias que pases, me veas y finjas que solo te importa cuantas personas caminaban mientras a la vez lo publicas en facebook y te das de superado. Pero hoy, bueno, ¿qué puedo hacer más que reírme? La próxima hablamos de cómo andan tus nietos, yo sé que me entendes.

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