¿A qué llamamos cumpleaños? La palabra lo define por si sola: cumple-años, o sea cada año. El cumpleaños conmemora esa fecha en la cuál naciste, donde por primera vez viste al mundo, o al menos a un doctor de delantal verde agua y a un hospital blanco. Pienso, nos ponemos con ese piripipí de festejarlo, nos enloquecemos, invitamos amigos, soplamos la velita y cortamos la torta. ¿Pero alguien alguna vez analizó que hay que festejar todos los días? Cada mes, cada semana, cada día, cada hora, seguimos vivos, se cumple un tiempo más que vivimos en este planeta, que le brindamos o quitamos amor a alguien, que llenamos de felicidad, de dolor, que existimos. ¿Por qué solo festejar y ser mejor el día que se cumple un año más de tu nacimiento? ¿Por qué no festejar TODOS los días viviendo como si fuera el último, por qué no hacer feliz a los demás, conmemorarlos, tenerlos presentes? ¿Cuál es la gracia de reunirte una vez al año, cuando lo podrías hacer todos los meses o semanas? No quiero festejar jamás un cumpleAÑOS, quiero festejar TODOS los días de la vida, celebrar que sigo acá, viva.