miércoles, 6 de octubre de 2010

Revisando placares, cajas, cajones, bolsas me dí cuenta que tengo una sobredosis de cosas sin sentido guardadas en casa, quizá no las tire por cierto afecto a esas pequeñas posesiones. Encontré cosas que quiero seguir manteniendo, que son únicas, hay un par de cosas que pueden agradarles a otros, algo para donar que todavía sirve y llegué a la conclusión que tengo mucho para tirar, mucho para que un camión blanco con letras verdes se lo lleve y destruya. Algo que quiero que se aleje porque ocupa mucho espacio que se merecen otras cosas nuevas. Hay millones de hojas sueltas, esas que no sirven, cartas viejísimas, recuerdos que ya no importan y la peor cosa que todavía conservo es tu recuerdo, vos. Exactamente a vos te quiero tirar, quiero que desaparezcas completamente de mi vida, no te quiero ver, escuchar, NADA. Sos como algo que uno mete en una bolsa y se desprende para siempre. Hoy serías, a ver.. como el envase un chocolate, lo mejor me lo quedé yo, o al menos lo que creí que era bueno para mi pero me queda el envoltorio, eso que no sirve más, que demuestra lo vacío que sos, entonces llega el momento de desprenderse y decir adiós.

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