domingo, 24 de octubre de 2010

Odio a la gente berreta que busca excusas estúpidas para justificar sus acciones. Odio a la gente que se cree que el mundo gira a su alrededor y que los demás piensan exclusivamente en ellos. O sea nadie es tan importante para que más que su mamá, otra persona, piense constantemente o esté pendiente todo el día. Estoy harta, cansada, exhausta de la credulidad de las personas. No entiendo porque cada uno se da ese status de persona vital para la vida de los demás. ¿Por qué cada uno se encierra en si mismo y encima -lo que es peor- creen que para los demás son importantes? Querido lector, vamos, si en el fondo todos sabemos que somos insignificantes y solo nosotros nos preocupamos por nosotros. Basta de creer que los demás se mueren por nosotros, que hablan de nosotros, basta de tener el ego en el puesto número uno del top five. Seamos libres, hagamos lo que queramos con quien queramos y dejemos de preocuparnos por lo que piensen y digan los demás, porqué sino ¿para qué carajo hacemos las cosas? Tranquilidad, las cosas no son irrelevantes por mucho tiempo, los hechos se olvidan y se vuelven a la luz alguna que otra noche con un poco de risa, pero no pasa nada más, nadie te va a crucificar, que no se crea que lo que uno hace es tan importante.

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